Un día me di cuenta de cómo era el mundo: Terrible y hostíl.
Y me inventé un cuento.
Un día me preguntaron cómo era mi vida, y no fui capaz de responder.
Entonces, me inventé un cuento.

[ Distorsión de la realidad ]

Dreams

by Rhea on viernes, 18 de diciembre de 2009

Suelo soñar... suelo soñar a veces bueno. Suelo soñar... suelo soñar a veces malo. Suelo soñar y es que me guste o no me guste son los sueños, son mentiras en la noche son hermanos.

Ha sido bastante encantador, y me he despertado feliz.
Había un oso, un oso blanco con mi madre, parecía sereno, casi doméstico... Y cuando me vió, se irguió y corrió hacia mí, abrazándome y tirándome al suelo mientras nos fundíamos como uno solo. Entonces me henchí de cariño, de bienestar y de una extraña felicidad que me duró todavía después de haberme despertado. En el suelo rogaba a mi madre que pudieramos quedárnoslo e incluso le puse nombre: Rajá. ¿Por qué? Ni idea, pero mi oso se llamaba Rajá.

Dicen que son un reflejo del subconsciente, y yo me he puesto a pensar en lo que significaba soñar que me abrazaba un oso.
He encontado estas cosas:

  • Confusión en las relaciones con otras personas en el plano interior.
  • Victoria sobre sus enemigos, representa competiciones y recursos de todo tipo.
  • Parece ser que es malos símbolos excepto si vences al oso, en cuyo caso es un buen augurio.

Pues que decepción, yo me esperaba algo más espectacular... Pues nada, me quedaré yo y mi feliz visión del oso por mucho, mucho tiempo. Aún sigo pensando lo que significa, estaría bien que fuese algo así como que alguien que yo quiero me abraza... Sería bonito, ¿eh? Pero las cosas, y más conmigo no son tan sencillas. ¡Ja!

Por cierto: Phobia - 1 Año 2 Meses

Lost

by Rhea on miércoles, 9 de diciembre de 2009

Solo un montón de cables enmarañados

Distorsión de la realidad

by Rhea on miércoles, 2 de diciembre de 2009


Es curioso que haya estado en tierra de Xanas y Meigas y no haya traido ni una sola fotografía de ese paisaje. Quizá tendrían que quedarse donde están, en mi mente, corazón y alma. Porque todo aquello se ha quedado como una huella indeleble en mi corazón, en mis recuerdos, donde todo suele desaparecer tras unos breves instantes de existencia para caer en la oscuridad de la inconsciencia, donde según el señor Freud; nada se olvida, solo se agazapa en los rincones más bastos y extensos de la mente humana.
Pero ahora, sin embargo, están grabados de algún modo en mi mente pudiendo recrearlos y queriendo recrearlos para vosotros, todos y nadie y para que podais compartir, aunque sea un mínimo atisbo -si consigo la habilidad suficiente para ello-, de mi admiración y amor por esta tierra mágica y húmeda, gris y verde, de casas de colores como si fuesen una extensión mas del arco iris y de cielo siempre igual, lleno de nubes que presagian tormenta donde pocas veces sale el sol y, de todas maneras, no logra llegar al centro de la vida, porque allí donde la copa de los árboles y los bosques forman el gran firmamento, la tierra es lugar de misterios y de seres imposibles que se presentan ante los ojos de los incautos e ignorantes como seres de pesadilla, siendo en cambio, quienes pueblan nuestros sueños.
O al menos, los míos.
Ellos son las Xanas, las Sirenas, las Brujas Meigas y los etéreos Unicornios. Los dragones de las cavernas, los espectros y los espejos que son puertas que conducen a muchos, muchos lugares.

¿Como puedo comenzar mi relato?
He de decir, que soy una chica de ciudad, o bueno, al menos he nacido, crecido y vivido en ellas. Siempre he sentido un amor irracional por la ancha Gran Vía, tan llena de gente y de cosas artificiales, donde las propias personas que la caminan son falsos seres creados por la mano del hombre. Siempre me ha gustado el sonido de los aviones por las noches, como nana para poder dormirme y como el mejor modo de calmar mis nervios previos a los grandes acontecimientos.
Me ha gustado conducir rápidamente y sintiendo el aire por las grandes autopistas, acelerando y reduciendo la marcha cuando amenazaba con quedarme embobada mirando algún paisaje especialmente arrebatador.
He subido a lo alto de puentes de metal, sentandome en el suelo y balanceando las piernas en el vacío mientras admiraba toda aquella tecnología que se desarrollaba a mi alrededor. Sueños, ilusiones robotizadas y cosas no imposibles se erigían cada día como la base de mi civilización. ¿Cuánto tardaría en poder volar sin necesidad de una avioneta o de un avión? ¿De un globo, de un paracaídas o de un parapente? Poco, esa era mi idea. Mi sueño de ser una superheroína y poder volar se cumpliría, porque podriamos volar.
Así pues, estaba cómoda entre trenes de alta velocidad y no tan alta velocidad, entre trenes en definitiva. Me gustaba mirar a través de edificios de cristal y rodearme de cosas luminosas de colores que según el tono de mi voz, cambiase aquella luz fluorescente a otros tonos. Ya veis, tecnología, inteligencia artificial, posibilidades sin límites, destrozo de la tierra en la que vivíamos, muerte a las especies que también quería y me gustaba proteger con mi pensamiento, despertando la rebelión de la Madre Naturaleza.
Vivía en las afueras, pero incluso allí nadaba entre tecnologías y avances, sin embargo, no solamente era eso.
También, de algún modo, me gustaban aquellos paisajes sin explorar y parajes extraños del National Geographic. Los Osos Panda, las focas que la gente malvada de los paises desarrollados mandaban matar, los tigres de bengala, Pocahontas y su conexión con la naturaleza, Kyda de Atlantis, la civilización perdida... Pero sobre todo, de algún modo, rodeada de tantas cosas metálicas, muertas y creadas artificialmente, también necesitaba los círculos de hadas de las historias que leía, los fondos de coral y de peces de colores, de delfines vivos y naturales, de Islas perdidas, llenas de Selvas y misterios, como la isla de Perdidos, no sé si logro explicarme... Me gustaba la playa de noche, sobre todo la playa de Galicia, que había estado alguna que otra vez, en una cala con forma de media luna que me recordaba muchisimo a la historia de "El buque fantasma" que leí hace mucho tiempo. Incluso la luna se reflejaba en el agua y me pareció ver el barco medio derruido en mitad de la bahía. Me gustaba sentarme en pequeños puertos donde se amarraban los barcos, cerca de las playas o en la arena, o cerca de ella para que no me entrase en las botas. Y mirar fijamente al agua e imaginar que salía de pronto una sirena, o que Peter me encontraba y tras un poco de polvo de Campanilla -yo no sería como Wendy, yo sí creería en ella y seriamos amigas- me diría "Si, hermoso es el modo en el que te ahogarán si te acercas demasiado" y yo reiría y me iría volando con él hacia la tercera estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.
¿Entiendes lo que quiero decirte?
Era una chica metálica, una dama de hierro llena de increibles y naturales parajes.
¿El eslabón perdido entre la Civilización humana y la natural? ¡Ojala fuese así, porque no pudiera renunciar a ninguno de los dos mundos!
Sin embargo, estaba demasiado llena de mi mundo artificial... Y las palabras ya no fluían. Mi alma estaba estancada, la ilusión estaba incluso rota y las maravillas que mis congéneres podían obrar no afectaban al mal de mi interior.
Y me fuí, sin esperar nada en concreto.
Y lo encontré todo, queridos míos, todo lo que nunca me había atrevido soñar. Quizá sea algo exagerado, pero he podido escribir todo esto gracias a una inspiración que me ha regalado el mundo natural de Asturias, de Ribadesella, de el Circulo del Poder Interior y de la Aldea de Brujas.
Las dos últimas son nombres míos a sitios casi imaginados, pero míos al fin y al cabo y totalmente ciertos en mi mundo.
Pues bien, fueron ocho horas deviaje donde ví Buscando a Nemo (¡Dios mío, Dori es genial!) y Peter Pan: La gran aventura, que por cierto, consiguió deprimirme una vez más por la falta de alguien especial y adecuado en mi vida.
Pero eso es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.
Era de noche y, ciertamente, no pude ver nada más que un camino estrecho y peligroso por el que circulábamos lentamente y entre saltos, llegaba a ser divertido y me reía contenta de poder pasar todo un fin de semana con las personas que más queria en el mundo: mi familia.
Pero no veía nada, nada en absoluto. Quizá el mundo lo quisiera así para darme la sorpresa al día siguiente.
Mientras, mi imaginación empezó a marchar cuando olí aquel aroma de hojas mojadas y hierba verde, escuché susurros en el aire y voces en el silencio que acaecía a mi alrededor.

Aquello, todo aquello, era el principio de un nuevo capítulo en mi historia.

Identidad

by Rhea on miércoles, 21 de octubre de 2009









Lady Halcón

Designios de una Diosa

by Rhea on miércoles, 14 de octubre de 2009

Mis sueños me roban el alma.
Esos sueños que últimamente, cada noche me hacen vivir ilusiones no reales, esos sueños que, últimamente me hacen aprender, hablar, llorar, angustiarme y reir, esos sueños que se convierten en mi vida por unos instantes, unas horas de oscuridad, me roban el hálito vital.
Porque cuando despierto, la cabeza me da vueltas. De pronto, tengo la tensión baja y ando por mi casa como si fuese un borracho con una botella de Johnny Walker en la mano. Así, whisky. A veces me siento, y mi cabeza hace que mi alrededor se vea como uno de esos tornados que tanto temo, de colores, de formas, de cosas que no llego a entender. Luego me levanto, y me da la impresión de que el cuerpo me duele. Y mucho.
Me siento en la cama, apoyando la espalda contra la pared, mirando un punto infinito de mi pared azul. Me... me duele el cuerpo. Y solo he estado soñando.
¿Por qué?
¿Es la vida, que me roba la vida? ¿Es el sueño, que quiere llevarme consigo?


Aún hoy guardo ese papel, el papel con el que empezó todo. Aquella fue la época decisiva que me llevó a abandonar mi camita de plumas azules y cojines plateados. Y mi decisión me trajo a esta otra que es, literalmente, una gran mierda, pero si las comparo me quedaría con la que tengo, una, dos, tres, mil veces antes que volver a los días iguales y seguros de antes. Vale, puede parecer una gilipollez enorme, dirás «parecías una niña mimada, que lo tenías todo». O quizá no pienses eso, es cierto, porque no sabes nada. ¿Sabes? Dicen que la ignorancia da la felicidad, y puede que al final haya descubierto que es tremendamente cierto. Sin embargo nunca me ha gustado ser una ignorante y me he cagado muchas veces en esa frase de… ¿Sócrates? Que dice “Solo sé que no sé nada”. Porque es verdad, ¿entiendes? No hay nada peor que la ignorancia, según mi punto de vista, porque te lleva a cometer los actos más perjuros e idiotas que de otra manera harías igualmente si te diese la gana, pero por lo menos podrías decir “sé que lo que estoy haciendo es lo más tonto del mundo”.
Yo hice lo más tonto del mundo, pero en esa época no lo sabía. Di la espalda a todo lo que un día me quiso, porque me sentía el angelito de la guarda que le faltaba al mundo. Y decidí querer. Lo que gané yo, ya lo juzgarás por ti mismo… Porque ahora empieza a llover. Y por varios motivos, entre ellos que el papel se moje, o me moje yo misma (aunque me encante), tengo que dejar esto a medias. Y como las medias tintas no me gustan, que soy de todo o de nada, mañana seguiré. O pasado, o cuando me dé la gana. ¿Vas a ser tú quien me diga lo que hay que hacer?

Cuentos sobre la lluvia

by Rhea on lunes, 28 de septiembre de 2009





Había empezado a llover y no me había dado cuenta. Y eso que la humedad del aire, era más que evidente. De pronto, mi gato y yo alzamos la cabeza cuando escuchamos un trueno. Él alerta. Y yo, feliz.

Enseguida quise salir a la calle. En mi mente se sucedía la misma imagen una y otra vez. Una niña, con un paraguas grande y bonito, oscuro, en mitad de la calle gris. Su vestido azul eléctrico destacaba en su mundo, y en el mío. Llevaba unas botas altas, quizás botas de agua y una chaqueta. Estaba parada en mitad de la avenida, dentro de un gran charco profundo. Sus botas estaban sumergidas en aquellas aguas negras que parecían las Lágrimas de Pandora. Y su mirada, fija en un reflejo que no podía ver. Pero yo sí. Yo veía su cara ausente de expresión, abstraída, distante, sola; en aquella superficie que hubiera parecido cristal si las gotas que golpeaban con rabia el paraguas de la niña, no cayesen también sobre el charco.

A pesar de esa imagen gris, quise representarla. Y me puse el vestido azul y las botas de vaquera. La chaqueta de cuero. No me pegaba nada, parecía una chica escapada de una peli country, mezclada con la rebeldía de una chica «motera», pero me gustaba. Y pese a que no me pegase nada, era feliz. Seguía siéndolo desde el trueno que me había despertado. O sumido en un sueño. Y cogí el paraguas enorme, con encajes y pequeños puntos blancos. Busqué un charco grande en la avenida. No fue difícil de encontrar, y una vez hube colocado mis pies en la parte más profunda, la irrealidad me llevó consigo. Como si yo fuera esa niña y ella me agarrase suavemente de la mano. Yo la seguí, dejándome arrastrar. Es raro lo de caer en un sueño cuando crees estar viviendo uno. Diluviaba, apenas podía ver más allá de mi brazo extendido. El paraguas temblaba, las gotas chocaban como mil explosiones juntas sobre mí. En mi cielo. Y me gustaba. Era inevitable que no me gustase.

Miré el charco, esperando encontrarme a mí misma “A través del espejo”, pero no fue así. Vi otra realidad rota en cien fragmentos o más.

Aurora Boreal: Parte IV

by Rhea on viernes, 18 de septiembre de 2009

—Una foto—comentó él, como si aquello fuese lo más normal del mundo.
—¿Para qué quieres una jodida foto?—contesté, todavía irritada. Poco a poco, me iba acostumbrando a la oscuridad y una silueta oscura apareció delante de mí.
—¿Vas a seguir haciendo preguntas?
—¿Vas a seguir sin contestarlas?
—Ya veo—dijo, mientras oí sonido de pasos. Por un momento temí que se hubiese ido, y aquella punzada de temor hizo que mi cuerpo reaccionase por mí.
—Eh, ¿A dónde vas?
—Espero que sepas hablar. Tanta pregunta me está haciendo perder el interés…
—¿Interés por qué?—al segundo, me arrepentí de mis palabras. Me tapé la boca, como una niña pequeña cuando la pillan en falta. Sonreí de nuevo en la oscuridad, por aquel juego tan banal y surrealista—. Sé hablar, cuando no me ciegan con un flash… Las luces fuertes atontan.
Él se rió.
—Tú sí que eres una luz fuerte, pero tonta.
—Espero que no siempre seas tan mordaz, o nuestra relación no va por buen camino.
—¿Relación? Ah… perdona, hacer una foto no me vincula a nada. ¿Acaso quieres tener una relación conmigo?
—Ahora eres tú quien pregunta.
—Nunca podré preguntar tanto como lo haces tu…
Los pasos seguían alejándose, y las respuestas rápidas y pícaras de aquel hombre con aroma a promesa, tiró de mi como un amo puede tirar de la correa de su perro. De una correa invisible, que había atado a mi cintura cuando apretó el botón de la cámara. Y yo quedé retratada en aquel instante. Nuestros pasos nos llevaron hasta la fuente, hasta una zona de luz clara, hasta un momento de frío deseo.
Al principio, solo vi su espalda y su culo moviéndose delante de mí. Me mordí el labio, divertida, pero no asombrada. No de momento.
Llevaba una chaqueta de cuero negro, y unos vaqueros oscuros ligeramente ajustados. Y el pelo le caía por detrás, desordenado, con cierta melena. Cuando empecé a divagar sobre como sería su cara, él se giró, y aquella apariencia de marioneta italiana me golpeó de lleno. Mis pasos se detuvieron, y mi mente se rebeló, en alguna parte del subconsciente, contra aquella sorpresa tan hiriente en el orgullo. Con una media sonrisa.
—Joder, que sexy—comentó él, mirándome con intensidad y esbozando una media sonrisa parecida a la mía, o al menos, juguetona.
Intenté entonces, tomar mi rol de female fatale, cosa que no se me daba nada mal cuando llegaba a necesitarlo de verdad. Aquel era un momento de necesidad, y sin embargo, no conseguía sacarla de mi interior. Jodida Alexandra.
Opté entonces, por acercarme a la fuente. Me senté en el borde, mientras le miraba de reojo para sacar más conclusiones. Tendría mi edad, quizá un par de años más. Y sus ojos verdes me taladraron.
—Ya, lo sé. Veo que por fin has dicho algo coherente en esta conversación. Bueno no, al principio dijiste otra cosa.
—¿Qué eres preguntona?
—Preciosa—contesté, con alevosía.
Le miré de reojo y vi que guardaba su cámara réflex en una especie de mochila que traía consigo, sin embargo cambió de opinión y se acercó con una determinación inquebrantable hacia mí. No me dio tiempo a extender la mano cuando él ya posaba sus labios en mi mejilla y disparaba de nuevo.
Aquella noche, en aquellos momentos donde mi vida estaba siendo inmortalizada en la cámara de un total desconocido, donde mi piel había osado tocarse con la de un hombre cualquiera, con aspecto de ángel de miguel ángel, donde mi alma quería reír, divertida por los momentos compartidos y porque sabía, de algún modo, que aquel chico no quería tener mi cuerpo, si no solo mi imagen y mi alma… Aquella noche, supe que había encontrado a mi media persona en el mundo. Y lo mejor, es que no lo amaría ni esa noche, ni ninguna otra.
Porque mi amor no estaba reservado para mi fotógrafo de mentiras y banalidades, a pesar de que fuese más tarde lo más importante en mi mundo.
Pero eso es adelantarse bastante a la historia, y yo en aquel momento, supe que había dado con aquella falla en la realidad.
Que dos seres sobrenaturales se habían encontrado, chocado y mirado. Y ya nada, nada para muchas personas, volvería a ser lo mismo.